jueves, 26 de septiembre de 2019

Cooperative learning in Svendborg Day 4 Hoy lo más llamativo ha sido el tema del "ruido" en clase. He comentado con una de las profesoras que estuvo en España y me dijo que le había llamado mucho la atención el nivel de ruido que hay en nuestro instituto; sobre todo, porque oía hablar a nuestro alumnado en las clases o en los pasillos y no se correspondía el volumen que utilizaban con el "estruendo" normal que tenemos. Su conclusión era que -en la construcción del instituto- el tema del "ruido" fue algo no contemplado; es decir, directamente ignorado. Es cierto que, tanto en nuestras clases como en los pasillos, el volumen inicial del alumnado de nuestro IES es muy similar al que noto aquí. Sin embargo, en Svendborg se puede oír con nitidez lo que hablan pero el sonido no es "estridente". El 80/90/100% de sus clases es hablando y sin embargo -y a diferencia de España- no acabo con dolor de cabeza. En La Mojonera, cuando hago una actividad similar mis alumnos trabajan, pero el obligado dolor de cabeza y ruido generado (que perjudica a las aulas colindantes) hace que no repita la actividad. Es evidente, además, que es "la pescadilla que se muerde la cola": hablan con tono normal pero como hay tanto eco y ruido han de ir subiendo progresivamente el tono para poder seguir entendiéndose y trabajando. Así que me he ido fijando en todo lo que hay de diferente en la "construcción" del edificio desde mi ignorancia, por supuesto. * Primero de todo: los suelos son de madera (de hecho, hay alumnos que van sin zapatos). Las paredes también están forradas de madera en todos lados; de hecho, doble recubrimiento: por dentro del aula y por fuera, por lo que el grosor de las paredes es ligeramente superior. * En cuanto a los techos, hay una profundidad de un metro por lo menos. Todo el edificio es de una planta y tiene tragaluces más o menos frecuentes en el techo (dada la "falta" de luz durante el año, 1 de las paredes es también toda cristal -excepto la base). Para tener más luz tienen estas aberturas en el techo y gracias a ellas pude percibir su profundidad. El revestimiento es de un material similar al corcho. Es decir, material de obra más falso techo. * Todas las sillas, mesas... y demás material móvil termina con unos "tacos" o parches de "goma" que tienen una doble función: evitar ruido y facilitar su desplazamiento. Al hacer o deshacer agrupaciones no hay comparación. Evidentemente, el estado de estos parches es perfecto. El entorno del centro es, como he dicho en otras ocasiones, acogedor y "silencioso": estamos en plena naturaleza, a 1 km está una carretera nacional sin mucho tráfico. La inmensa mayoría de los niños vienen, además, en bicicleta (de hecho desde el servicio de guardería que está disponible para los padres, les enseñan a llevarlas y a circular por carretera -fomentando así su futura independencia y autonomía).

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